Adjetivo derivado del griego hypochoridsomai, balbucir como un niño, llamar cariñosamente, acariciar con la voz. Se dice de los nombres usados de forma infantil, diminutiva o juguetonamente deformada como apelativos cariñosos, familiares o eufemísticos como Pipe de Felipe, Charo de Rosario, Goyo de Gregorio, Toño de Antonio, Tula de Gertrudis, Wili de Guillermo y algunos cientos más.
"Otros hipocorísticos son: Chelo por Consuelo, Bibi por Bibiana, Nico por Nicolás, Paco por Francisco, Lulú por Lourdes, Nati por Natividad, Gabi por Gabriela...."