f. Término con el que se designan algunas afecciones cutáneas morbosas de evolución crónica. Existen tres formas principales de parapsoriasis: parapsoriasis gotosa, parapsoriasis en placas y parapsoriasis liquenoide. La parapsoriasis gotosa es una dermatosis caracterizada por una erupción de pequeñas pápulas aisladas, diseminadas especialmente por el tronco y los nervios, que evoluciona crónicamente por brotes. Es una afección benigna; frente a ella puede llevarse a cabo un tratamiento local (reductores, cremas de corticoides) o un tratamiento general (vitaminoterapia C a dosis elevadas por vía intravenosa). La parapsoriasis en placas y la parapsoriasis liquenoide son afecciones que, a largo plazo, terminan casi siempre por transformarse en una dermatosis cutánea producida por alteraciones de la sangre (micosis fungoide, retículosis maligna), por lo que, desde el principio, precisan de una vigilancia clínica e histopatológica (biopsias) continuada. En la primera forma, la dermatosis se caracteriza por la presencia de placas eritematosas (manchas enrojecidas) diseminadas por el tronco y la raíz de los miembros; la forma liquenoide presenta una atrofia cutánea en la que existe una red eritematoescamosa que se asocia con pápulas y placas. En ambas formas no hay un tratamiento eficaz para las fases precoces en las que todavía no se ha manifestado la transformación maligna.