Es un nombre de mujer muy antiguo que evoca a la pureza y castidad, y que está asociado a las flores blancas o vistosas, como la azucena, el lirio o el nenúfar. Tiene antecedentes egipcios como Ssn (les debo el jeroglífico), en árabe سوسنة (suusanah) o en hebreo שושנה (sosannaa), de donde pasó al griego por influencia bíblica como σουσον (souson "lirio") para ser incorporada al latín como Susana.
"En la esquina de mi casa una vaca me encontré, como no tenía nombre yo Susana la llamé ¡Oh Susana, que linda que eres tú, con esa colita larga y esa trompa que hace mu!"