Como bien dice Margarito Cáceres es el diminutivo de charco. Nosotros desde Europa llamamos así al océano Atlántico. Cruzamos el charco y ya estamos ahí. Yo nunca lo he cruzado. En mi juventud estuve a punto de ir a la universidad católica de El Salvador. Al final me quedé en Madrid, pero siempre he admirado a los Ignacio Ellacuría y a los Pedro Casaldáliga que se han ido al otro lado del charco.
"Cuando llueve mucho en el verano en los charquitos de campo se forman gorgoritos, burbujas momentáneas que al instante desaparecen"