Es el nombre de una golosina que fue tradicional en las canchas de fútbol de Buenos Aires (Argentina) durante el siglo pasado. La producía de manera artesanal el vendedor ambulante Jorge Pastor, un personaje muy apreciado en la ciudad que se hizo popular no solo en los estadios deportivos sino en cualquier lugar con mucha concurrencia como recitales, peregrinaciones religiosas o velatorios como el de Oscar Bonavena o Eva Duarte de Perón. El nombre de sus caramelos son una deformación del inglés chewing-gum ("goma de mascar") y Chuenga terminó siendo el apodo de su vendedor. Ver misky, chiclets.
Usado así en Argentina
"Los chuenga se vendían por puñado, calculados a ojo, de entre diez y quince caramelos."