Caudillo de la antigua Cantabria, el emperador Augusto puso precio a su cabeza y se cuenta que al enterarse de ello, Corocotta se presentó ante el emperador, mostrando así su cabeza y por ello, reclamar la recompensa, a la que Augusto, sorprendido por su valentía, accedió.
"La historia de Corocotta se ha hecho muy popular, sobre todo en Cantabria."