s. f. Ser dúctil. Propiedad de la materia por la cual, sin ruptura, adopta forma de alambre o de filamento. Se alude principalmente a metales, de los cuales -por grado descendente de esta característica- destacan: oro, plata, platino, aluminio, hierro y cobre. Erróneamente se ha extendido este significado a «maleabilidad», pero ésta se refiere únicamente a alteración en forma de hojas o láminas, como la hojalata. Deriva del latín «ductus»: participio pasado del verbo transitivo «ducere»: conducir. La desinencia procede del sustantivo «habílitas, habilitatis»: casos nominativo y genitivo de singular de aptitud, idoneidad, capacidad (de, para). Sinónimo: ductilidad.