Del verbo griego erao, amar, del cual nuestro idioma tiene algunos derivados, no tantos como su hermano latino amo. Es el participio presente de la voz media pasiva, eraomai: el que es amado. En la Grecia clásica, era la pareja pederástica de un adulto normalmente de la aristocracia, relación aceptada socialmente. Al adulto se le llamaba erastés, el amador o amante. La relación solía terminar cuando el erómenos empezaba a tener barba.
"El erómenos era un adolescente que ya había salido del gineceo y no un niño, como actual y etimológicamente se entiende la pederastia de pais paidós, niño"