anticuerpo
Tejidos y órganos productores de anticuerpos. Los antigenos pueden provocar la formación de anticuerpos en algunos órganos y tejidos, en especial en el tejido linfático.
Los anticuerpos son proteínas (in-munoglobulinas*) que Jienen una función clave en la respuesta inmune humoral (serie de reacciones que sirven de defensa ante la presencia de elementos extraños) que va dirigida principalmente contra las toxinas, virus y bacterias que penetran en el organismo. El anticuerpo se une al antígeno de modo parecido a como lo hace la llave en la cerradura, formando un complejo inmune o inmunocom-plejo, que es fagocitado y digerido por células tales como los macró-fagos (fijos y libres). Pueden clasificarse según su actividad fisiológica, velocidad de sedimentación, movilidad electroforética y tamaño molecular. Se componen de cuatro cadenas de aminoácidos* iguales dos a dos, es decir dos son cadenas pesadas (de elevado peso molecular) y dos son ligeras. Como toda proteína, tienen un extremo amino terminal (NHj) y un extremo carboxilo terminal (COOH~). El extremo amino terminal es el que presenta el lugar de unión al antígeno, y se denomina «zona de combinación». Se sabe que los anticuerpos se sintetizan en los linfocitos B y en las células plasmáticas, pero el mecanismo mediante el cual se forman no está definitivamente aclarado, aunque actualmente se acepta la teoría de la selección clonal (repli-cación asexual idéntica de una célula) que postula la existencia de un gran número de linfocitos durante su desarrollo, capaz cada uno de reaccionar ante distintos antígenos según los receptores que tenga en su superficie. La capacidad de formar anticuerpos existe desde el momento de nacer, pero el feto es incapaz de sintetizarlos por lo que sus anticuerpos provienen de la madre. La respuesta ante un antígeno consta de dos etapas. La primaria se produce cuando no ha existido aún contacto previo, es lenta y progresiva (1 a 10 semanas), y en ausencia de nuevo contacto, disminuye. Si se produce un nuevo contacto, los niveles de anticuerpos suben rápidamente, persistiendo durante más tiempo (respuesta secundaria). Aunque los anticuerpos están diseñados para combatir agentes externos, también pueden atacar elementos del propio organismo (autoanticuer-pos*). Asimismo, aunque la finalidad de la respuesta inmune sea la defensa, puede en ocasiones resultar nociva para el organismo, caso, p. ej., de las reacciones anafilácti-cas*. Actualmente se ha logrado un cierto control «artificial» de la respuesta inmune debido a la necesidad de que los trasplantes de órganos no sean rechazados, es decir atacados por las células inmunes y destruidos por el organismo receptor. Las vacunas y muchas antitoxinas y antisueros están formados por antígenos frente a un agente nocivo. La detección de anticuerpos en un individuo permite conocer si ha tenido contacto y si aún lo tiene con algún agente patógeno.
¿ anticuerpo Aspergillus: aquel que se detecta en la aspergilosis pulmonar alérgica.
¿ anticuerpo Brucella : aquel que aparece tras la infección por Brucella. (Su detección es uno de los medios para investigar una posible brucelosis.)
¿ anticuerpo core: aquel que se forma frente al núcleo central, que tiene capacidad antigénica propia, del virus de la hepatitis B. (Este anticuerpo es un indicador de que la sangre del individuo afecto puede transmitir la hepatitis B.)
¿ anticuerpo «e» o anticuerpo anti HBe: aquel que se detecta tras la infección por virus de la hepatitis B. (Su detección es un signo favorable para el pronóstico.)
¿ anticuerpo histoplasma: aquel que aparece tras padecer una his-toplasmosis.
¿ anticuerpo rubéola: aquel cuya detección se utiliza para el diagnóstico de la rubéola.
anticuerpo m. Sustancia que se encuentra en la sangre y líquidos de los animales, que presenta la propiedad de reaccionar específicamente con el antígeno* que estimuló su producción.