antipiréticos
la producción y la pérdida de calor. El hipotálamo regula el punto fijo en el cual se mantiene la temperatura corporal. En la fiebre el punto fijo está más alto. Los salicilatos actúan volviendo a fijar el «termostato» para la temperatura normal, aumentando la disipación calórica mediante el aumento del riego sanguíneo periférico y la sudación. Los derivados del paraaminofenol, al igual que los salicilatos, disminuyen la fiebre por efecto sobre el centro termorregu-lador, produciendo un aumento de la disipación del calor corporal. La aspirina (ácido acetilsalicílico) y el paracetamol son los tratamientos de elección en la mayoría de los casos. También pueden resultar de utilidad los baños tibios con una esponja empapada con mezclas de agua y alcohol, los baños de hielo o las mantas hipotérmicas.
antipiréticos Dícese de los fármacos o métodos utilizados para descender la temperatura corporal en los estados febriles. Algunos agentes de entre los empleados como antipiréticos tienen, asimismo, propiedades analgésicas y antiinflamatorias. La fiebre se asocia a una gran variedad de enfermedades y puede ser un indicador válido de la actividad de un proceso. No obstante, en algunos casos la fiebre puede producir efectos nocivos: p. ej., causando un incremento en el catabolismo de los tejidos, des-hidratación, delirio, etc. El tratamiento con antipiréticos evita los efectos secundarios de la fiebre, y al mismo tiempo permite que el paciente experimente un considerable alivio de su estado general debido al descenso de ésta. Entre los agentes utilizados como antipiréticos están los salicilatos (aspirina), la indo-metacina, los derivados del para-aminofenol y de la pirazolona (an-tipirina y aminopirina) y otros. La regulación de la temperatura corporal exige un balance delicado entre