apendicitis f. Inflamación del apéndice cecal.
La etiología de esta enfermedad hay que buscarla en los especiales caracteres anatómicos del apéndice cecal, el cual, por su luz angosta y los pliegues de su mucosa, dificulta la autodepuración, favoreciendo la proliferación de gérmenes patógenos. Entre las principales causas que facilitan el proceso están el estancamiento de las heces, el estreñimiento, la penetración de cuerpos extraños de los alimentos y parásitos intestinales y los procesos inflamatorios de las inmediaciones, así como los estados espasmódicos que dificultan la evacuación del apéndice. La primera fase de la enfermedad, que corresponde a la llamada apendicitis simple o catarral, consiste en la infección superficial de la mucosa de la porción extrema del apéndice, lo que origina, primeramente a nivel de los repliegues de ésta, una migración de leucocitos que, a través del epitelio, llegan a la luz del órgano formando un tapón leuco-citario. Esta infección primitiva puede disminuir por sí sola y curar. En caso de seguir el proceso, se produce la erosión de la mucosa, ocasionando las lesiones de la llamada apendicitis congestiva flemonosa; si estas lesiones evolucionan a úlceras, entonces se habla de apendicitis ulcerosa flemonosa. No obstante, las secuelas de la apendicitis simple facilitan las recidivas ulteriores (apendicitis crónica) y adherencias peritoneales de la membrana serosa del apéndice con las proximidades (peritonitis adhesiva local), que pueden conducir a la formación de un tumor o absceso ileocecal*. Cuando los procesos de destrucción son graves, causados por gérmenes muy virulentos, se habla de apendicitis complicada o destructiva, la cual, acompañada de oclusiones por trombos de la arteriola apendicular y de participación del peritoneo, puede evolucionar a una apendicitis flemonosa grave o, en forma de infarto y gangrena de una extensa porción del apéndice que puede producir su perforación en la cavidad abdominal, a una apendicitis gangrenosa perforante, produciendo una peritonitis. Todas las apendicitis, incluso las que después revisten forma crónica, empiezan por un ataque agudo, aunque éste no siempre se aprecie clínicamente. El cuadro sintomato-lógico de la apendicitis aguda suele consistir en: dolores epigástricos (en la región media o superior del abdomen*) o alrededor del ombligo, que aparecen sin aviso previo; náuseas y vómitos; emigración de los dolores hacia la fosa iliaca* derecha; dolor continuo localizado en la fosa iliaca derecha, que se acentúa al ejercer presión sobre esta región y, especialmente, en la descompresión brusca; fiebre, y aumento del número de leucocitos* neutrófilos en la sangre. El tratamiento médico de la apendicitis sólo se aplica a los casos en que hay problemas de peso que impiden la terapia quirúrgica; consiste en un severo reposo en cama (en decúbito supino, dieta absoluta o líquida, bolsa de hielo en el vientre y administración de antibióticos). En la mayoría de los casos se opera inmediatamente después de establecer el diagnóstico. La demora de la operación puede conducir a una peritonitis mortal, abscesos* situados debajo del diafragma, en el hígado, etc. A la extirpación quirúrgica del apéndice cecal se la denomina
Localización del apéndice cecal en el abdomen.
minuto, oval y quístico, situado en el extremo superior del testículo.
¿ apéndice vesicular; estructura quística llena de líquido, fijada al extremo franjeado de las trompas.
¿ apéndice xifoides o ensiforme: ápice caudal del esternón. (Es delgado, más largo que ancho, de forma muy irregular y a menudo bifurcado o atravesado por un orificio, casi siempre cartilaginoso.)