delirio m. Alteración del pensamiento que se muestra con lenguaje incoherente, excitación nerviosa e insomnio.
El delirio puede reflejar una alteración del equilibrio mental o psicosis (delirio vesánico); o simplemente ser un síntoma reversible de un proceso febril, un traumatismo cráneoencefálico o una intoxicación. El concepto del delirio como persistencia de ideas delirantes, tipifica una de las características de la alienación mental. Las ideas delirantes pueden ser de tema único o múltiple, y su existencia puede estar disimulada por la lógica con que son presentadas, delirio lúcido, o bien pueden descubrirse rápidamente por su incoherencia y absurdo, delirio confuso. Se distinguen, según los mecanismos de organización, varios tipos: delirios alucinatorios, cuando hay alteración de la percepción; delirios intuitivos, basados en una representación puramente mental; delirios interpretativos, que razonan un hecho normal de una forma no correspondiente con la realidad, y delirios imaginativos o tabulaciones, cuando son producto de la imaginación. Según el contenido de las ideas delirantes se distinguen: ideas de persecución, de grandeza, de influencia; ¡deas místicas, que pueden organizarse en delirio profético; ideas hipocondríacas del tipo de ideas de perjuicio y transformación corporal; y, por último, ideas melancólicas de autoacusación y de culpabilidad.
Entre los cuadros delirantes se reconocen formas delirantes agudas y formas crónicas. Los delirios agudos, de semanas o meses de duración, son estados delirantes transitorios que responden eficazmente a los tratamientos neurolép-ticos. Los delirios crónicos son estados prolongados durante años que presentan recurrencias agudas delirantes de tipo auditivo, visual, gustativo y olfatorio, frecuentemente bien sistematizados. Los tratamientos psicoterápico, sociote-rápico y neuroléptico (farmacológico) consiguen mejorar o, por lo menos, estabilizar la evolución de estos delirios crónicos,