detergentes m. pl. Sustancias dotadas de propiedades tensioacti-vas y emulsionantes, es decir, capaces de permitir la disolución de materiales poco solubles. Pueden ser naturales, como las sales biliares, o artificiales, fabricados industrialmente para la higiene corporal, limpieza de objetos e incluso conservación de motores, así como excipientes de productos farmacológicos. Según su estructura química, los detergentes industriales se dividen en aniónicos, catiónicos y no iónicos. Los detergentes aniónicos son los más antiguos: sales de sodio, potasio, ácidos grasos, jabones de etanolamina, derivados sul-fonados y sulfatados. Su ingesta produce diarrea y, a veces, vómitos y no requiere tratamiento concreto. Los detergentes catiónicos están formados por compuestos orgánicos nitrogenados, como las sales de amonio cuaternario. Su ingesta reviste elevada toxicidad, ya que por su gran capacidad de absorción interfieren muchos procesos biológicos, causando náuseas y vómitos, convulsiones y colapso cardiocircu-latorio. Se inactivan fácilmente con jabón corriente, por lo que éste resulta un excelente antídoto. Los detergentes no iónicos son los más modernos. Derivados del sorbitol, se emplean en preparaciones medicamentosas para facilitar la dispersión del fármaco y su penetración en las diversas estructuras del organismo. Un ejemplo de detergentes naturales son las sales biliares, producidas en el hígado y abocadas al intestino delgado para mezclarse con los alimentos procedentes del estómago a fin de emulsionarlos, permitiendo su degradación por enzimas pancreáticas y la posterior absorción por las vellosidades intestinales. En las enfermedades en que se altera la producción de sales biliares aparece como síntoma la es-teatorrea, diarrea con alto contenido de grasas.
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