f. Aumento de la concentración de la sangre circulante caracterizada por el aumento de su peso específico, de la tasa de los prótidos, de su viscosidad y del número de hematíes o glóbulos rojos. La hemoconcentración suele ser debida a una pérdida de plasma de la corriente sanguínea, sin pérdida del componente celular hemático (glóbulos rojos, leucocitos, etc.). generalmente por una lesión de los capilares. Se puede diagnosticar fácilmente contando el número de glóbulos rojos presentes en cada milímetro cúbico de sangre. Una falta de plasma para suspender las células del sistema circulatorio origina, como la hemorragia, lo que se ha denominado choque quirúrgico. Se trata, o se evita, administrando plasma por vía intravenosa con el fin de restablecer el contenido líquido del sistema circulatorio. Una lesión capilar difusa puede producirse, por ejemplo, cuando una superficie corporal extensa sufre quemaduras, o cuando una extremidad u otra parte del cuerpo queda aplastada por un gran peso, entre otros motivos.