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Significado de hierro




Diccionario Abierto de Medicina

hierro
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m. Elemento metálico, uno de los componentes más comunes de la corteza terrestre y bioelernento indispensable para todos los organismos, tanto animales como vegetales; su símbolo es Fe. En la corteza terrestre, el hierro abunda bajo formas de numerosos compuestos (óxidos, carbonatos, sulfuros, silicatos, etc.). Sus sales se hidrolizan fácilmente y están presentes, por tanto, en las aguas continentales, así como en los océanos. En el cuerpo humano, entra en la constitución de varios compuestos biológicos de gran importancia: hemoglobina, mioglobina de los músculos, citocromos, cata lasa, peroxidasa, etc. La carencia de hierro es uno de los desórdenes de la nutrición más corrientes en la población mundial. Es más frecuente entre los niños, entre las chicas adolescentes y entre las mujeres en sus años fértiles. Este elemento se absorbe solamente en forma ferrosa (FeH); su absorción y excreción son relativamente lentas y están controladas por muchos factores complejos. En realidad solamente una pequeña fracción del hierro presente en la mayor parte de los alimentos se absorbe; además, el hierro de los alimentos varía mucho en su asequibilidad para la absorción. Así, el hierro presente en la carne para consumo se absorbe bien, pero el presente en los cereales se absorbe poco; la leche contiene muy poco hierro. El hierro se necesita para la síntesis de la ferroporfirina de las proteínas hemoglobina, mioglobina, citocromos y citocromoshidroxidasa. Es transportado por la sangre unido a la proteína plasmática transferrina y se acumula en los tejidos en forma de ferritina, una ferroproteí­na que contiene hidróxido férrico y fosfato férrico. El hierro no se excreta en la orina, pero se pierde del cuerpo por vía de la bilis y las heces y en la sangre menstrual. Debido a que la pérdida de hierro del cuerpo durante la menstruación se duplica o se triplica, las mujeres necesitan cantidades de hierro mayores que el hombre. La deficiencia en hierro conduce a la anemia deficitaria en hierro, en la que el número de hematíes de la sangre es normal, pero la cantidad de hemoglobina en las células es relativamente pequeña. La ferroterapia (terapéutica con hierro) puede adoptar diversas formas, estando indicada sobre todo en anemias hipocromas ferropénicas, es decir aquellas anemias que mejoran fundamentalmente con este tipo de terapia. La ferroterapia tiene u nas reglas generales que merecen ser tenidas en cuenta: es un tratamiento sintomá­tico y, por tanto, requiere en cada caso determinar la etiología o causa y origen. de la carencia de hierro; una sideropenia (disminución de la tasa de hierro en sangre) no se puede compensar o, a lo sumo, se compensa muy lentamente con la alimentación; la ferroterapia es siempre una terapéutica sustitutiva solamente y, por tanto, sólo tiene sentido si existe realmente falta de hierro (una ferroterapia profiláctica carece de valor y es peligrosa). Hoy es posible administrar el hierro por vía oral, intravenosa e intramuscular; aunque la vía preferida es la oral. Las sales bivalentes o ferrosas (cloruro, sulfato o gluconato ferrosos) se absorben con mucha mayor facilidad que las férricas o trivalentes (tartrato de peptonato de hierro, citrato férrico amoniacal, gluconato férrico, etc.), que para ser mejor absorbidas deben transformarse en el estómago -gracias al ácido clorhídrico del jugo gástrico- en sales ferrosas, forma en que atraviesan mejor la pared intestinal. La ferroterapia parenteral (por vía intravenosa o intramuscular) se reserva para aquellos casos en que exista un trastorno en la absorción del hierro, o cuando por cualquier otro moti­vo, como, por ejemplo, la mala tolerancia, no pueda utilizarse la vía oral. Para la vía intravenosa se utilizan preparados férricos especialmente apropiados, tipo sacarato de hierro (solución coloidal estabilizada de hidróxido de hierro). A veces surgen efectos secundarios, entre los cuales los más corrientes son: vértigos pasajeros, dolor de cabeza, dolores lumbares o de las extremidades y congestión cutánea. En cuanto a las necesidades en hierro del embarazo, hay que tener en cuenta que el hígado fetal almacena grandes cantidades de este mineral. En el último trimestre del embarazo las necesidades diarias de hierro llegan a alcanzar los 20 mg. Rara vez se conseguirá tal aporte con una dieta mixta, habitual, por lo que es conveniente al final del embarazo (y al comienzo de la lactancia) un aporte suplementario de hierro, que normalmente se realiza por vía oral mediante la administración de sales ferrosas. Mineral de hierro. El hierro es un elemento básico para la vida de la mayorfa de organismos animales.




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