f. Proceso de degeneración celular (necrosis) localizada, en el que el tejido circundante a la lesión permanece indemne, y que se da habitualmente como complicación de la detención de la circulación sanguínea en una determinada zona.
La necrobiosis se distingue de la gangrena séptica en que no está producida por gérmenes; en el primer caso la necrosis que se produce es aséptica (sin la presencia de agentes infectivos), mientras que en el segundo caso la gangrena tiene lugar por un proceso invasivo por gérmenes anaerobios (que se desarrollan en ausencia de oxígeno libre). La necrobiosis acontece en el curso de enfermedades vasculares diseminadas y con afección de los pequeños vasos. la forma más frecuente es la necrobiosis lipoide de los diabéticos, proceso local de necrosis que se presenta en los depósitos de grasa subcutáneos de cualquier localización. En esta necro biosis se observan unas placas o depresiones irregulares, ligeramente dolorosas y de centro pálido o amarillento, que se rodean de un halo rojovioláceo. En el examen histológico se observan células necróticas y la fragmentación del colágeno (constituyente orgánico del tejido conectivo y de los huesos y cartílagos), que se encuentra rodeado de un infiltrado inflamatorio. Su origen se atribuye a pequeñísimas lesiones de los vasos sanguíneos, una microangiopatía que padecen los diabéticos que produce un déficit de irrigación sanguínea, responsable, al parecer, de la aparición de estas lesiones.