m. Penetración de aire (u otro gas) en el interior de la cavidad pleural, que convierte un espacio virtual en real, y que puede dar lugar a un mayor o menor grado de colapso pulmonar.
La presión negativa (en relación a la atmosférica) que existe entre las dos hojas pleurales (parietal y visceral) permite vencer la tendencia natural del parénquima pulmonar o colapsarse. Cuando dicha presión se hace cero o se positiviza, por ejemplo por entrada de aire, el pulmón se retrae. En consecuencia el paciente ve mermada su capacidad ventilatoria, sufriendo dificultad respiratoria (disnea). Además, por la irritación de las hojas pleurales, suele presentar dolor en punta de costado y tos seca e irritativa. La radiografía simple de tórax muestra una hiperclaridad en la zona. Existen dos tipos de neumotórax: espontáneos y traumáticos. Toda herida que cree una comunicación entre el espacio exterior y el interpleural es susceptible de provocar un neumotórax traumático. Los neumotórax espontáneos son aquellos que se producen sin ninguna causa visiblemente desencadenante. Muchas veces son debidos a ruptura de ampollas subpleurales (bullas), pequeñas dilataciones constitucionales o adquiridas de parénquima pulmonar, vecino a las pleuras. Otras veces son secundarios a patologías pulmonares, bronquiales o pleurales, previas. El tratamiento se basa en el reposo, administración de analgésicos y, a veces, sedantes. Puede requerir oxígeno para superar el conflicto respiratorio. Hay una
forma especial de neumotórax, el neumotórax sofocante o valvular, en el que se produce una entrada de aire en inspiración al espacio interpleural que no sale en la espiración; ello hace aumentar la presión pleural progresivamente y conileva un colapso pulmonar muy severo. Esta modalidad requiere un tratamiento de urgencia consistente en la punción del neumotórax, comunicándolo con el exterior para que disminuya la presión.