En la antigua Grecia, un θαυματουργος (taumatourgós) era un mago, hasta un brujo; más tarde el cristianismo lo convirtió en un santo milagrero. Está formada por las voces θαυματος (thaúmatos "maravilloso") + εργον (ergon "tarea, trabajo").
"1922, hoy borroso y lejano; Roberto Goyeneche, en lírico arrebato, genial alucinado, del taumaturgo piano extraía azules notas de clorhidratos. (Enrique Cadícamo)"